FRUTOS DE OTOÑO

Publicado en08/11/2019 Por

Ningún alimento estimula tanto los sentidos como una pieza de fruta. Además de vitaminas y minerales, las frutas contienen cientos de sustancias llamadas elementos fitoquímicos, que desarrollan importantes funciones preventivas y curativas.

Fruta es sinónimo de salud. Es atractiva, apetitosa, fácil de comer y refrescante. Desintoxica el organismo, regula el intestino, es antioxidante, evita las enfermedades cardiovasculares y disminuye el riesgo de padecer cáncer. La naturaleza es muy sabia y generosa, y por ello en cada temporada se crían las frutas adecuadas para ese momento del año y los requerimientos de nuestro cuerpo. El otoño es una época rica en frutas que aportan energía, vitaminas y antioxidantes, ayudándonos a afrontar el frío del invierno y prevenir resfriados, reforzando las defensas

La Mandarina

La facilidad de pelar y comer una mandarina, su agradable dulzor y su escaso grado de acidez, la convierten en una de las frutas favoritas de los niños. Pertenece a la familia de los cítricos y presenta una composición parecida a la de la naranja, aunque la proporción de nutrientes es algo inferior.  El componente mayoritario en las mandarinas es el agua y, respecto a otras frutas de su género, aporta menos cantidad de azúcares y por tanto menos calorías. La cantidad de fibra es apreciable y ésta se encuentra sobre todo en la parte blanca entre la pulpa y la corteza, por lo que su consumo favorece el tránsito intestinal. Destaca el contenido en vitamina C, ácido fólico y  provitamina A, más abundante que en cualquier otro cítrico. También contiene cantidades destacables de potasio y magnesio. En menor proporción se encuentran ciertas vitaminas del grupo B y minerales como el calcio. Es antiinfecciosa, fluidificante de la sangre, hipotensora, laxante, antialérgica, remineralizante , depurativa y antioxidante. Muy recomendable en estados febriles, resfriados, gripe e infecciones de garganta.

La Uva

Es una de las frutas más cultivadas del mundo, después de la naranja. Desgraciadamente solo una pequeña parte de su producción se consume como fruta; la mayor parte se destina a la fabricación de bebidas alcohólicas, especialmente vino. Se la considera un componente básico de la dieta y la cultura mediterránea. Contiene entre un 15 y 30% de azúcares, según la variedad de uva, de los cuales la glucosa y la fructosa son los más abundantes, ambos monosacáridos de rápida absorción. Rica en vitaminas del grupo B, principalmente B6, B1, B2 y B3 que, entre otras funciones, favorecen la metabolización de los azúcares. También contiene cantidades significativas de provitamina A y de vitamina C. El potasio y el hierro son los minerales más abundantes, aunque contiene también calcio, fósforo, magnesio y cobre. La uva contiene una gran variedad de sustancias químicas, conocidas como elementos fitoquímicos que ejercen numerosas funciones en el organismo. Entre ellos resaltar la presencia de ácidos orgánicos (tartárico, málico, cítrico, etc.) que son los responsables del sabor ligeramente ácido y producen una alcalinización de la sangre y de la orina, lo que facilita la eliminación de los residuos metabólicos, como el ácido úrico. Los flavonoides de tipo fenólico actúan como potentes antioxidantes, impidiendo la oxidación del colesterol causante de la arteriosclerosis. El resveratrol que encontramos en la piel de la uva tiene propiedades antifúngicas y sobre todo, antioxidante. Recientemente se ha comprobado que es un poderoso anticancerígeno. Las antocianinas también actúan como potentes antioxidantes preventivos de las afecciones cardiovasculares. En esencia podemos decir que la uva aporta energía a nuestras células y que favorece el buen estado de nuestras arterias.

La Granada

Contiene una cantidad de hidratos de carbono superior a la mayoría de las frutas. Es bastante rica en vitamina C, E y B6, y cantidades significativas de B1, B2 y niacina. Los minerales más abundantes son el potasio, el cobre y el hierro. Las antocianinas actúan como antisépticos y antiinflamatorios en el conducto digestivo y como poderosos antioxidantes en las células, frenando los procesos de envejecimiento y degeneración cancerosa. La peletierina es un alcaloide  de acción vermífuga (hace expulsar los parásitos intestinales) que se encuentra en la corteza del fruto y en los tabiques internos. La granada está especialmente indicada en casos de trastornos intestinales como diarreas infecciosas, flatulencias y cólicos intestinales por su acción astringente y antiinflamatoria sobre el tracto digestivo. El efecto astringente frena la producción de jugo gástrico y logra desinflamar el estómago irritado. El aporte de hierro y cobre lo convierten en un aliado en caso de anemia. La riqueza en flavonoides y vitaminas antioxidantes la hacen beneficiosa en casos de trastornos cardiovasculares. Rica en potasio y baja en sodio, ideal para la dieta de los hipertensos. Su efecto alcalinizante y depurativo es de utilidad en trastornos del metabolismo como la gota y la obesidad.

La Calabaza

Destaca su riqueza en beta-caroteno (provitamina A) y en minerales como el potasio y el calcio. Su contenido en fibra soluble también es remarcable, a lo que se nos debe su efecto saciante sobre el apetito. Se trata de uno de los alimentos más bajos en grasa y en sodio, dos declarados enemigos de la salud de las arterias y del corazón. Este fruto está especialmente recomendado en casos de hipertensión (por su bajo contenido en sodio y riqueza en potasio), afecciones coronarias y arteriosclerosis, afecciones renales (diurético suave y antiinflamatorio) y estomacales (neutraliza la acidez y ejerce una acción emoliente y protectora sobre la mucosa gástrica), afecciones oculares (por su riqueza en beta-caroteno) y prevención del cáncer (contiene tres de las sustancias vegetales de mayor acción anticancerígena comprobada, beta-caroteno, vitamina C y fibra vegetal). Debemos hacer una mención especial a las semillas, también llamadas pipas, de la calabaza. Estas pueden consumirse crudas o ligeramente tostadas. Tantos ellas como su aceite son muy ricos en vitamina E, ácido linoleico, cinc y hierro. Contienen cucurbitina, un principio activo con propiedades medicinales bien conocidas: Protección prostática y efecto vermífugo (antiparasitario).

Frutos secos

Son muchas las propiedades y nutrientes que nos aporta el consumo de frutos secos. Energía inmediata, para aquellos con un desgaste físico o mental importante; proteína vegetal completa libre de ácido úrico, especialmente indicados para vegetarianos, convalecientes; ácidos grasos mono y poliinsaturados, que ayudan a regular los niveles de colesterol y triglicéridos; ricos en minerales (calcio, magnesio, fósforo, hierro, etc.), oligoelementos (cinc, manganeso, cobre, selenio) y elementos fitoquímicos activos sobre nuestro organismo (sustancias antioxidantes, fitoesteroles que favorecen la reducción del colesterol, isoflavonas que protegen contra la arteriosclerosis, la osteoporosis, etc.). Adecuadas para todos los públicos y que no deben ser consideradas como simples golosinas para picar sino como auténticos y valiosos alimentos. Prestaremos especial atención en las nueces, que en el mes de noviembre es cuando se encuentran en su mejor momento. Constituyen un alimentos muy concentrado en nutrientes, especialmente en ácidos grasos esenciales, vitaminas del grupo B (principalmente la B6) y oligoelementos como el cinc, el cobre y el manganeso. Su alta concentración en grasas insaturadas (principalmente linoleico y linolénico) lo  convierten en un gran aliado de las arterias y el corazón. Reduce el nivel de colesterol y triglicéridos, evita la formación de trombos y frena los procesos inflamatorios. Su escaso aporte de hidratos de carbono hace que las nueces sean muy bien toleradas por los diabéticos. Contienen hasta un 14.3% de proteínas de buena calidad biológica. Es algo deficitaria en el aminoácido metionina, lo cual se soluciona fácilmente combinándolas con cereales. Indicadas en caso de afecciones coronarias, tasas elevadas de colesterol, afecciones del sistema nervioso, trastornos sexuales y esterilidad y situaciones en las  que se vean aumentadas las necesidades nutricionales (embarazo, lactancia, deportistas, estudiantes, convalecencias y estrés)
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