PREVENIR ANTES QUE CURAR

Publicado en09/08/2018 Por
Prevenir antes que curar, esta gran frase clásica aplicada en términos de salud, nos afirma de la importancia de fomentar estilos de vida saludables en la prevención de la enfermedad. En la rama de la Medicina preventiva, se enfoca en el mantenimiento de la salud mediante la detección de dolencias en su etapa inicial, ofreciendo mejores alternativas de tratamiento y mayores posibilidades de sanar. Es importante acudir a la consulta médica para valorar nuestro estado de salud, rompiendo de esta maneracon la tradición de acudir al médico solo ante una dolencia o sintomatología. La falta de tiempo para el cuidado personal, la inactividad física, la alimentación desequilibrada, el estrés, los hábitos tóxicos como el tabaco o el exceso de alcohol, afectan negativamente la salud, favoreciendo el desarrollo de la enfermedad. Es preciso replantear nuestro estilo de vida para poder disfrutarla de una forma saludable. La alimentación es uno de los pilares fundamentales para promover nuestra salud. Incorporar componentes biológicamente activos como fibra alimentaria, azúcares de baja energía, ácidos grasos insaturados, aminoácidos, vitaminas y minerales, fitoesteroles, antioxidantes, probióticos y prebióticos, además de nutrir, otorgan beneficios al organismo. Es recomendable consumir alimentos con certificación ecológica y evitar el consumo de aditivos sintéticos. En la fitoterapia también encontramos plantas que, consumidas de forma regular, pueden ayudarnos a prevenir alguna dolencia propias de la estación del año (resfriados, alergias…) o del envejecimiento.

Te presentamos solamente una pincelada de algunas recomendaciones que pueden beneficiar y promover nuestro estado de salud. En caso de tomar medicación, consultar con el especialista. Algunos nutrientes pueden interaccionar y alterar el efecto del fármaco.

  • Zumo de Arándanos Rojos, para la prevención de infecciones urinarias.

Los frutos de Vaccinium macrocarpon contiene proantocianidinas que evitan la adherencia de las bacterias o agentes infecciosos a las paredes del tracto urinario y sean expulsadas de forma natural.  
  • Granada, un poderoso antioxidante.

El consumo habitual de granada, ya sea en forma de fruta o zumo, aporta numerosos beneficios a nuestro organismo. Su gran capacidad de reducir los radicales libres previene la aparición de enfermedades relacionadas con el estrés oxidativo. Promueve la salud cardiovascular y reduce la aparición de procesos inflamatorios.  
  • Consumir fibra diariamente.

Es un componente principal de nuestra dieta. Ayuda a la digestión y la absorción de nutrientes. Favorece el tránsito intestinal, evita el estreñimiento, controla el peso, reduce el riesgo de enfermedad coronaria (normaliza los niveles de colesterol), diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer. Si no consumimos la suficiente, se aconseja entre 25g y hasta 40g al día, se recomienda aumentar la cantidad de forma gradual. Para cubrir las necesidades diarias podemos incluir en nuestra dieta 5 porciones de frutas y verduras, cereales integrales, frutos secos, semillas y legumbres.  
  • Los carotenoides, para una buena visión.

Dentro de este grupo encontramos el beta-caroteno, la luteína y la zeaxantina. El beta-caroteno es precursor de la vitamina A y abunda en zanahorias, calabaza, tomate, mango, melocotón, albaricoque, melón, cerezas y naranja. Los pigmentos antioxidantes luteína y zeaxantina se encuentra en elevadas concentraciones en las espinacas, el brécol, el maíz y la yema de huevo.  
  • Las crucíferas nos protegen de diversas enfermedades, entre ellas algunos tipos de cáncer.

En este grupo se incluyen distintos tipos de col, coliflor, brócoli, nabo, rúcula, berro, berza, rábano…Estos alimentos contienen antioxidantes llamados isotiocianatos y glucosinolatos que contrarrestan los efectos de los radicales libres, ayudando a reducir el riesgo de algunos tipos de cáncer y a prevenir enfermedades cardiovasculares. Colaboran con la mejoría de la piel y las mucosas, por su alto contenido en betacarotenos y vitamina A. Protegen además el sistema cardiovascular, y aportan gran cantidad deácido fólico, lo que las hace esenciales en su consumo durante el embarazo y para el crecimiento de los niños.  
  • El colágeno, un complemento para la piel y las articulaciones.

El colágeno es la proteína mayoritaria en los vertebrados,tiene la función de mantener unidas las diferentes estructuras del organismo (músculos, tendones, ligamentos, piel, huesos, cartílago, tejido hematológico y adiposo y órganos).A medida que pasan los años, la producción de colágeno se va reduciendo gradualmente. Se calcula que partir de los 40 años el cuerpo produce la mitad que en la adolescencia. Esta reducción provoca, entre otras cosas, pérdida de elasticidad y flexibilidad de la piel, dolores en articulaciones y músculos, osteoporosis, molestias en dientes y encías, etc. Tomar de forma cíclica un complemento de colágeno puede ayudar a prevenir y reducir los signos propios de la edad.  
  • Infusiones de equinácea, para aumentar nuestras defensas.

Es una de las plantas más empleadas y documentadas para reforzar nuestro sistema inmunológico. Una buena práctica es tomarla a modo preventivo en los cambios de estación, especialmente en otoño y primavera para reducir la aparición de infecciones y resfriados.  
  • El tomillo, remedio universal.

Tomar cada mañana una infusión de tomillo puede mejorar nuestro día a día. Su acción antimicrobiana nos protege frente el ataque de virus y bacterias en el tracto respiratorio y digestivo. Sobre la piel o el cabello mejora su estado, favorece la cicatrización de heridas y fortalece el cuero cabello, reduciendo la caída el cabello.  
  • Estrés bajo control.

El estrés repercute directamente en la salud física y mental. Algunos de sus síntomas son irritabilidad, ansiedad, insomnio, dolores de cabeza y musculares y fatiga física.

Algunas de las recomendaciones para saberlo gestionar:

  • Descansa y reserva cada día un tiempo para desconectar, pasa tiempo con tu familia y amigos
  • Realiza ejercicio, sal a pasear o practica aquello que más te guste.
  • Aprende a delegar
  • Infórmate sobre técnicas de autocontrol
  • Recurre a ayuda profesional si es necesario.
 
  • Adopta una buena postura.

Una buena postura conlleva la correcta posición de nuestros huesos, de forma que músculos, ligamentos y articulaciones puedan funcionar sin impedimentos.  A la larga, una mala postura puede comprometer nuestra salud, afectando a la digestión, la respiración, la circulación o la excreción, y generando malestar muscular, contracturas o cansancio. Mantener una buena postura facilita la respiración, aumenta la concentración y la capacidad de pensar, mejora la imagen, aumenta la autoconfianza y evita complicaciones de salud. Es importante corregir la postura en jóvenes para evitar posibles dolencias futuras.
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