CUIDADOS DEL CABELLO EN VERANO
Publicado en07/06/2018
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Lucir un cabello brillante y con movimiento es un símbolo de buena salud. Su aspecto está ligado a nuestro ritmo de vida, alimentación y condiciones ambientales. Con la llegada del calor, la exposición excesiva al sol, el mar y las piscinas se reseca y presenta un aspecto apagado, frágil y decolorado, haciéndose imprescindibles unos cuidados diarios para recuperar su belleza natural. Partimos de la necesidad de seguir un estilo de vida más saludable, una dieta equilibrada rica en vitaminas y minerales y el uso de cosméticos suaves, sin sulfatos que debilitan la capa de agua.
El efecto dañino del sol sobre el cabello es más acentuado si estamos en la playa porque se reúnen otros factores. El salitre tiene un efecto lupa y atrae los rayos solares, el viento arrastra partículas que producen mayor sequedad, y los minerales marinos de la arena producen oxidación y una destrucción progresiva del cabello. En la piscina, el cloro puede afectar a la coloración. Para reducir el daño, un buen hábito es mojarse el pelo en la ducha antes de entrar en la piscina o en el mar. El pelo es poroso y absorbe agua, si está mojado antes de entra en contacto con la sal o el cloro, su poder de penetración es menor y el contacto con agentes irritantes es menor. Al salir de la piscina o el mar es recomendable enjuagarse el cabello con agua para retirar los restos de sal o de cloro. Otra opción es utilizar un protector solar para el pelo. Podemos aplicar una capa ligera de aceite (sésamo, coco o almendras) en el cabello húmedo o una capa más densa sobre el cabello seco. El aceite actuará como una barrera entre el cabello y los agentes irritantes. El uso de un acondicionador hidratante de los que no necesitan aclarado, es también una buena idea; por un lado mantienen el cabello hidratado y por otro aísla la cutícula y proteína del cabello del cloro. El simple hecho de cubrirnos con un gorro o un pañuelo evitará que el sol incida directamente sobre la zona. Es especialmente importante en el caso de niños o personas con alopecia. El uso de aceites como el argán o jojoba aplicados por la noche a modo de mascarilla ligera o mezclándolos con el champú, hidratarán el cabello aportando suavidad y brillo. Su composición es similar a la grasa de la piel y permite una rápida absorción, hidratando y protegiendo el cuero cabelludo y proporcionado elasticidad y luz al cabello. Rico en vitamina E, ácidos grasos esenciales (ácido linoléico) y ceramidas con acción antioxidante y estabilizadora al calor, cambios de temperatura y oxidación.
Para cabellos estropeados recomendamos la aplicación, 2 veces por semana, de mascarillas reparadoras a base de argán, miel o própolis. Tomar complementos como la levadura de cerveza nutricional, el zinc y algunos aminoácidos como la L-cisteína, nutrirán internamente nuestro pelo, reducirán su caída y le aportaran un aspecto más saludable.


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