NUTRICOSMÉTICA Belleza desde el interior

Publicado en28/06/2021

Seguir una dieta variada y equilibrada es fundamental para conseguir un estado de salud óptimo. 
El ritmo de vida actual y las circunstancias personales provocan que no  siempre sea posible seguir una dieta adecuada, en la que estén presentes todos los nutrientes esenciales para mantener el equilibrio interno y, es en este punto,  donde entra la nutracéutica y la nutricosmética.  Los nutracéuticos son aquellos productos de origen natural que, además de nutrir el organismo, presentan una eficacia clínica probada.

La nutricosmética es la combinación entre alimentación y cuidado personal. Complementará y mejorará la calidad de nuestra piel mediante la ingesta de sustancias que aportarán los nutrientes necesarios para reducir los signos de la edad, fortalecer el cabello y las uñas y proteger las células, entre otros. Es toda aquella cosmética que nutre desde el interior.

La nutricosmética, junto con la twincosmética, el uso conjunto de cosméticos externos e internos para potenciar el efecto, es una tendencia que hace unos años se ha introducido en nuestra sociedad.

¿Cuándo podemos notar los efectos? 

La piel está formada por varias capas, las células vivas están en su capa más profunda y el nutriente actúa sobre esas células. Las células “renovadas” tardarán un mínimo de un mes en aflorar a la superficie y ser visibles. A partir de los tres meses ya se evidencian resultados. Para asegurar eficacia y seguridad es importante individualizar al máximo, ya que las necesidades de cada persona son muy diferentes: varían en función de la edad, el sexo, el tipo de alimentación, hábitos, medicación. Incluso las necesidades de cada individuo no son siempre las mismas y pueden variar según el lugar donde viven o la estación del año. Por ejemplo, en invierno puede ser necesaria la suplementación con vitamina D y en verano potenciar el consumo de betacarotenos.

Entre las principales sustancias utilizadas para mejorar y nutrir la piel encontramos:

Antioxidantes

Para vivir necesitamos energía, y esa energía se obtiene como resultado del metabolismo de los nutrientes a nivel celular. Simultáneamente a la producción de energía se liberan una serie de compuestos reactivos de oxígeno, a los que llamamos radicales libres. Los antioxidantes son aquellas moléculas capaces de neutralizar los radicales libres, evitando el daño a tejidos y órganos, así como el envejecimiento prematuro y la aparición de ciertas enfermedades crónicas. 

Con la edad, el estrés, una  alimentación no equilibrada, los hábitos no saludables o enfermedades crónicas, se reduce la velocidad y capacidad antioxidantes y, en estos casos, la toma de complementos neutralizantes de los radicales libres puede ser adecuada.
Los antioxidantes más reconocidos son las vitaminas A, E y C. Los polifenoles, concretamente el resveratrol, extraído de la pepita de la uva, es considerado un potentísimo antioxidante.

Los betacarotenos son precursores seguros de la vitamina A, la cual es indispensable para el buen mantenimiento de mucosas y piel. Favorecen que la piel crezca sana, no pigmentada y la protege de la agresión solar, quedando mucho más preservada a la aparición de cáncer de piel. Se recomienda su ingesta unos meses antes del verano por su acción protectora de la piel y prolongando el bronceado. Reducen la producción de sebo y la acumulación de queratina en el folículo, por lo que son adecuados en el tratamiento del acné.

La vitamina C es necesaria para la producción de colágeno, reparar tejidos y mejorar la elasticidad de la piel. Una falta de vitamina C da lugar a una piel seca, áspera y fácil aparición de moratones. Reduce la pigmentación de melanina asociada a la edad. Está especialmente indicada a los fumadores, hábito que incrementa la tasa de oxidación. La acerola (Malpighia emarginata), también llamada cereza de las indias, es un fruto de color rojo amarillento con un alto contenido de vitamina C (30 veces más que la naranja), además de contener vitaminas del grupo B, vit. A, flavonoides y minerales esenciales.

La Vitamina E, considerada una gran aliada para la belleza del cutis. Retrasa la aparición de arrugar y ayuda a mantener una piel radiante y joven, protegiéndola de las agresiones externas de la piel. Una fuente natural que aporta una gran cantidad de vitamina E es el Germen de trigo, rico además en zinc y vitaminas del grupo B.

Colágeno

Proteína estructural de la piel. Proporciona elasticidad y firmeza. Con la edad disminuye su producción y un aporte externo puede ser una herramienta para mejorar el aspecto del cutis, además de mejorar nuestras articulaciones y tejidos. Para asegurar los mejores resultados es importante escoger aquellos más biodisponibles para el organismo. 

La coenzima Q10 mejora la actividad celular, lo que mejorara la capacidad de reparación y producción de colágeno.

Ácido hialurónico. 

El ácido hialurónico es un mucopolisacárido presente de forma natural en nuestro organismo y que se encuentra principalmente en los ojos, la sinovia articular y el tejido conjuntivo (como cartílagos, huesos, vasos sanguíneos  y dermis de la piel).   Su función es básicamente estructural, pudiendo compararse al cemento que mantiene unidos los ladrillos de una pared. 

Muy utilizado en cosmética, es un elemento esencial en la dermis. Su presencia atrae el agua y contribuye a la hidratación de la piel, a la que aporta suavidad y firmeza,  proporcionándole un aspecto juvenil y con menos arrugas. 

Ácidos grasos esenciales

Indispensables para la salud del organismo en general y de la piel, cabello y uñas en particular. Los ácidos grasos son emolientes, humectantes naturales que revitalizan la piel seca.

Las propiedades antiinflamatorias de los omega 3 resultan beneficiosas en casos de eccemas, dermatitis, piel atópica y psoriasis. Además contribuye a mejorar nuestro estado de ánimo y reducir el estrés, factores que también influyen en el estado de la piel.

Silicio

Un aporte correcto en silicio, mejora el aspecto y consistencia de las uñas, piel y pelo. Asimismo, reduce la aparición de arrugas y ayuda a mejorar la elasticidad de la piel. La mejora de los parámetros de la piel se debería a la regeneración de las fibras de colágeno dañadas o a la síntesis de nuevas fibras.

 Zinc

Es un mineral básico para mantener los tejidos de la piel y uñas en las mejores condiciones. Prácticamente todos los trastornos y afecciones de la piel mejoran notablemente cuando los niveles de zinc son los apropiados, sobre todo en casos de acné, considerado por muchos dermatólogos como una carencia  de zinc y ácidos grasos esenciales. Algunos de los síntomas asociados a la deficiencia de zinc son uñas frágiles y quebradizas con puntos blancos y debilidad del cabello, entre otros.

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